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Mediaciones pedagógicas en el acceso: enseñar a buscar y a encontrar información

Por María Alejandra Batista

Así como necesitamos comprender de algún modo cómo los bibliotecarios ordenan y catalogan los libros (y todos los materiales que podemos encontrar en las bibliotecas) para dar con aquello que pueda servirnos, para encontrar información en Internet debemos aprender a usar las herramientas de búsqueda y entender su lógica. Una de estas herramientas, la más usada, son los  motores de búsqueda. Básicamente, ingresamos las palabras clave y como resultado es probable que obtengamos cientos de miles de referencias, aunque no todas las que están visibles.

Sabemos que Google utiliza algoritmos como parte del servicio de brindarnos información ajustada a nuestras necesidades. Por ejemplo, selecciona los resultados según la región geográfica en la que estemos y el historial de nuestras búsquedas o, a través de la función de autocompletado, la herramienta predice lo que podríamos estar buscando. Estas facilidades no están exentas de controversias: la privacidad de los datos, la economía política de la información y el refuerzo de estereotipos y prejuicios están entre ellas. Es pertinente tener en cuenta estos temas como parte del abordaje de TIC como objeto de estudio.

A pesar de esto, nos encontramos  frente a los problemas de la pertinencia y la relevancia. El objetivo es, entonces, distinguir lo útil, lo creíble, lo interesante, lo importante, aunque a veces se tenga la sensación de desperdiciar mucho tiempo en revisar trivialidades o información poco seria. Nicolas Burbules y Thomas Callister (2001: 62-72) hablan de hiperlectura  como la capacidad de “encontrar y de leer en forma selectiva, evaluar y cuestionar lo que se encuentra, es decir, la de realizar conexiones propias entre los hallazgos, poner en duda los enlaces que otros proporcionan, preguntarse por los silencios o las ausencias”. Por eso, los autores enfatizan: “la capacidad crítica para leer la información en forma selectiva, evaluarla y cuestionarla es uno de los desafíos educativos fundamentales que generan las nuevas tecnologías”.

En concreto, ¿qué habilidades supone buscar y encontrar la información que se necesita? La especialista argentina en tecnología educativa, Edith Litwin (2004), sugiere:

  • Identificar la naturaleza de la información.
  • Elaborar las condiciones para realizar las búsquedas (y para extenderlas: una de las características de Internet es que una cosa lleva a la otra).
  • Implementar estrategias de búsqueda (recurrir a buscadores, páginas de enlaces, etc.).
  • Establecer criterios para seleccionar el material en función de los propósitos y las condiciones de la tarea.
  • Evaluar en qué medida este tipo de información sirve a los propósitos de la tarea.
  • Validar el material seleccionado en relación con el contexto de producción y en relación con los conocimientos y los métodos de las disciplinas involucradas.
  • Realizar validaciones cada vez más ajustadas (selección gruesa y fina).
  • Decidir continuar con la búsqueda o no.

Estas acciones que involucran el buscar y encontrar puede hacerlas el docente para seleccionar el material didáctico para sus alumnos. Este podrá ser ofrecido de modos más o menos formalmente estructurados: en corpus, en recorridos o secuencias, en  cazas del tesoro, miniquests o webquests.

Es importante recordar que, dada la facilidad de manipular la información digital, especialmente a través de los recursos  cortar  y pegar,  es indispensable generar consignas que aseguren un trabajo de elaboración sobre la información.

La búsqueda y la selección pueden ser realizadas progresivamente por los mismos estudiantes, con la guía del profesor, hasta alcanzar los más altos grados de autonomía y autorregulación posibles. Además, es importante que los estudiantes comprendan por qué es necesario evaluar la información encontrada. A partir de allí, no solo enseñarles a trabajar con información proveniente de distintas fuentes, sino también, guiarlos para planificar cómo comunicar y compartir los resultados y, fundamentalmente, actuar en base a la ética y la responsabilidad en la utilización de la información.

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Este artículo es una versión revisada, corregida y ampliada del apartado «Habilidades para el manejo de la información», en Minzi, Viviana (coord.), Batista, María Alejandra, Celso, Viviana y Usubiaga, Georgina (2007), Tecnologías de la información y la comunicación en la escuela: trazos, claves y oportunidades para su integración pedagógica, Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.

Referencias

Burbules, Nicholas y Thomas Callister (2001) Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de lainformación, Madrid, Granica.
Litwin, Edith (2004) “El acceso a la información”, en Litwin, Edith
et al.(comps.), Tecnologías en las aulas, Buenos Aires, Amorrortu.

Internet profunda

Por Javier Areco

Los buscadores se esfuerzan por indexar el mayor volumen de información de internet. Pero, ya sea porque los responsables de los sitios web ocultan la información (por seguridad, privacidad, etc.)
o porque de forma expresa le piden a los robots que no indexen sus sitios (o parte de ellos), la realidad es que la información que recuperamos a través de los principales buscadores es solo la punta del iceberg o las aguas superficiales de todo internet. Las cifras de referencia varían de una fuente a la otra, pero se calcula que
sólo accedemos de forma “visible” a entre un 4 y 20 % de toda la información existente en línea.

Este volumen de información y datos no indexado o indexado en forma parcial se denomina Internet profunda o Internet invisible (también «Web oculta» o «Web invisible», del inglés «Deep web e Invisible web» ).

¿Y qué tipo de información que está en línea, pero es “invisible” a los buscadores, podemos encontrar? Desde sitios web con artículos de revistas científicas hasta documentos de texto en diferentes formatos (PDF, DOC, TXT, etc.) pasando por contenidos multimedia y audiovisual.
Por ejemplo, si ingresamos en el catálogo en línea de la Biblioteca de la Universidad Nacional de Lanús  y buscamos  [Un perro andaluz]

Imagen. Captura de pantalla del catálogo de la biblioteca Rodolfo Puiggrós de la Universidad Nacional de Lanús.
Imagen. Captura de pantalla del catálogo de la biblioteca Rodolfo Puiggrós de la Universidad Nacional de Lanús.

la búsqueda nos arrojará el siguiente resultado:

Imagen. Captura de pantalla de los resultados de la búsqueda de "un perro andaluz", en el catálogo de la biblioteca Rodolfo Puiggrós de la Universidad Nacional de Lanús
Imagen. Captura de pantalla de los resultados de la búsqueda de «un perro andaluz», en el catálogo de la biblioteca Rodolfo Puiggrós de la Universidad Nacional de Lanús

Pero si buscamos en Google Búsqueda a través de la sintaxis  [site:unla.edu.ar » un perro andaluz»] no recuperamos resultados alguno.

Imagen. Captura de pantalla de los resultados de la misma búsqueda en Google búsqueda
Imagen. Captura de pantalla de los resultados de la misma búsqueda en Google búsqueda

¿Cómo puede ser esto posible, si la cadena de textos [Un perro andaluz] figura en algún archivo de los servidores de la UNLa? Internet profunda es la respuesta. Esa información se encuentra bloqueada para los robots indexadores de Google y de otros buscadores. Es “invisible” y por ese motivo, en la búsqueda anterior no obtuvimos resultados.

Veamos otro ejemplo al respecto. Un usuario nos solicita la siguiente información:

Estimados  Biblioteca  UNLa:  para  una  investigación  necesitaría  el  artículo  de José Torre Revello, en formato electrónico: «Los maestros bibliógrafos de América» que alguna vez estuvo colgado del sitio geocities, no recuerdo bien donde, mucho agradecería si pudiera facilitármelo.

Para resolver esta consulta, lo primero que debemos hacer es conocer la dirección exacta, la URL, donde estaba el artículo en cuestión. Buscamos, entonces en Google Búsqueda:

Imagen. Captura de pantalla de la búsqueda "Los maestros bibliógrafos de América" en Google búsqueda
Imagen. Captura de pantalla de la búsqueda «Los maestros bibliógrafos de América» en Google búsqueda

y al recorrer el documento en formato PDF del primer resultado descubrimos:

Imagen. Referncia bibliográfica del documento buscado, con enlace indicado
Imagen. Referncia bibliográfica del documento buscado, con enlace indicado

Una vez que conocemos la dirección web, la URL del recurso buscado, ingresamos a ella

http://ar.geocities.com/bibliotecalista/novedades.htm

Imagen. Captura de pantalla del resultado de la búsqueda en Yahoo, con el mensaje "Lo sentimos, el sitio web de GeoCities al que intentas obtener ya no está disponible
Imagen. Captura de pantalla del resultado de la búsqueda en Yahoo, con el mensaje «Lo sentimos, el sitio web de GeoCities al que intentas obtener ya no está disponible

Lamentablemente, el recurso no se encuentra disponible. Para casos de URL que ayer existieron y hoy ya no están, podemos consultar a la  Wayback Machine  del Internet Archive .

Wayback Machine es un servicio web que guarda copias de páginas y archivos del «pasado» de la web. Utilizando este servicio, se puede acceder a una versión de la página  web  buscada  en [http://web.archive.org/web/20090723103234/http://
ar.geocities.com/bibliotecalista/novedades.htm] y dentro de la misma bajar el texto completo desde el enlace destacado con el recuadro verde  [http://web.archive.org/
web/20090723103234/http://ar.geocities.com/bibliotecalista/ProfZabala.zip]

Imagen. Captura de pantalla del resultado de la búsqueda mencionada, con el enlace al documento
Imagen. Captura de pantalla del resultado de la búsqueda mencionada, con el enlace al documento

Este texto es un fragmento de:

Areco, Javier M. (2013), Módulo 6. Búsqueda de información, en Módulo Orientado I. Gestión administrativa de bibliotecas y búsquedas de información académica, Tecnicatura Superior en Gestión y Administración Universitaria, Departamento de Planificación y Políticas Públicas, UNLa. Virtual / Universidad Nacional de Lanús.

Agradecemos a UNLa Virtual el permiso de compartir este texto.

Derecho a la información

Por María Alejandra Batista

El derecho a la información como derecho positivo en la Argentina se realiza  a través del Pacto de San José de Costa Rica (Convención Americana de Derechos Humanos) que se aprobó por ley 23.054 en marzo de 1984. El artículo 13 prevé: 1) Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones y opiniones de toda índole, sin consideración de fronteras ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección […]

 Según Loreti (1995), el concepto del derecho a la información es de naturaleza compleja por encerrar una gama de facultades u obligaciones tanto para quien produce y emite la información cuanto para quien la recibe.

  • Dentro de las facultades sustantivas, se reconoce el derecho a expresarse sin ser censurado explícita ni implícitamente (el Pacto de San José de Costa Rica reconoce todo tipo de expresión, sea periodística, educativa, artística o humorística; del mismo modo tampoco hace distinciones respecto del medio utilizado para la transmisión de las ideas).
  • Además, como contenido del derecho a la información se incluye garantizar la plena posibilidad de investigación e indagación de fuentes, más aún cuando son públicas, y opiniones (Artículo 13), así como “la facultad de contar con los elementos suficientes para el ejercicio de tal derecho.”
  • Asimismo, cabe el derecho de recibir informaciones y opiniones por cualquier medio y sin limitación de fronteras. Este punto está orientado al pleno reconocimiento del derecho al conocimiento y a la participación del individuo: el derecho a conocer, como facultad inalienable del ser humano, es aquel que le permitirá saber qué es lo que ocurre a su alrededor como forma imprescindible de permitir su participación en la comunidad en la que está inserto. Éste es el punto que mayor importancia guarda en la caracterización del derecho a la información como derecho humano.
  • El sujeto informado debe contar también con las facultades suficientes para seleccionar los medios con los que quiere informarse. Derecho al pluralismo informativo, como garantía efectiva de la recepción de una información sana y participativa.

Ley de Creación de repositorios digitales institucionales de acceso abierto, propios o compartidosLey 26.899

Bibliografía consultada

Loreti, Damián (1995), El derecho a la información. Relación entre medios, público y perdistas, Buenos Aires, Paidós.

Para quienes quieran leer más sobre este tema, alentamos la consulta a la página de la Cátedra de Damián Loreti, Derecho a la información, de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Allí encontrarán artículos en pdf y publicaciones recomendadas.

Fortalecer la enseñanza para el acceso: lo que damos a leer

Por María Alejandra Batista

Con el mayor volumen de información tenemos a disposición más cantidad de fuentes para enseñar y para aprender. La característica es que están diseminadas, se presentan en distintos formatos, estilos y diseños; responden a diversos propósitos, y no siempre han sido creadas específicamente con fines educativos o para ser trabajada en contextos escolares.

Los docentes, en este escenario, necesitamos volver a preguntarnos y revisar:

  • qué fuentes de información utilizaremos en las clases,
  • de qué modo las combinaremos y articularemos en la propuesta didáctica,
  • qué estrategias de abordaje crítico, creativo y responsable tendremos que implementar.

La propuesta del especialista e investigador español  Daniel Cassany  nos puede ayudar a pensar algunas cuestiones:

  1. Trabaja la interpretación de todo tipo de textos
  2. Utiliza textos auténticos
  3. Utiliza textos paralelos, opuestos o relacionados
  4. Incluye textos multimodales
  5. Aprovecha las prácticas vernáculas previas
  6. Evita la respuesta única o la corrección convergente
  7. Fomenta el diálogo entre el alumnado
  8. Pregunta sobre el propósito y el punto de vista del autor
  9. Fomenta la relectura y el análisis de los puntos relevantes
  10. Ayuda al alumno a relacionar la lectura con su mundo

En la selección y combinación de distintos tipos de textos, así como su abordaje, se pondrán en juego los saberes docentes que se complementarán con criterios y tácticas de adecuación a cada grupo de estudiantes y al tema que se pretende abordar.

Fortalecer la enseñanza

Acceder a textos valiosos en la web enriquece la experiencia escolar. Sin embargo, por haber sido pensados para otros contextos y destinatarios, es posible que contengan información que se da por supuesta o, incluso, utilizar términos específicos de la disciplina que los estudiantes aun no dominan. Y, por esto, resultarles inaccesibles. Por ejemplo, los docentes pueden conformar un corpus de lecturas integrado por:

  • una conferencia  (en texto escrito o video),
  • una entrada de tipo enciclopédica como la que puede darse en el diccionario especializado o en Wikipedia,
  • textos clásicos de la discplina,
  • un conjunto de testimonios.

Aun sin conocer el contenido, podemos advertir que difieren en la época en la que fueron escritos, en el tratamiento del tema, en los géneros a los que responden, en sus finalidades, etc. Tal diversidad requiere una intervención docente que, en la medida en que sea necesario,:

  • reponga información que se omite, o se supone, y aclare algunos conceptos;
  • contextualice cada producción: quiénes hablan, desde qué perspectivas teóricas, en el marco de qué disputas, etc.;
  • diferencie distintos tipos de fuentes en la producción de conocimiento;
  • trabaje con sus estudiantes en la identificación de las marcas de la enunciación a partir de las cuales se deduce el destinatario del texto, las voces con las cuales polemiza, las que utiliza para construir o fortalecer sus argumentos, las secuencias expositivas y las argumentativas, etc. La identificación de estas “marcas” ayuda  mucho a los estudiantes en la comprensión del texto y, además, son habilidades transferibles y requeridas en los estudios de  nivel superior;
  • organice la lectura y reflexión sobre los entornos de publicación. El objetivo no será solo identificar datos que den cuenta de la validez de la información por el prestigio de quien la publica sino, también, reconocer elementos del paratexto, para comprender mejor las relaciones entre un texto y su contexto;
  • incorpore elementos para el análisis de imágenes y textos audiovisuales;

Con todo aquello nuevo que creemos que vale la pena incorporar en el diseño de la experiencia de aprendizaje de nuestros estudiantes, ampliamos y diversificamos, sin dudas, el acceso material a la información.

Sin embargo, no debemos descuidar los aspectos e intervenciones que tiendan a asegurar el acceso simbólico: contextualizaciones adecuadas, información complementaria, vinculación con el mundo y con las prácticas vernáculas previas, enseñanza de estrategias de lectura que permitan realizarla en forma reflexiva y crítica, de una lectura capaz de dar cuenta de la lógica del texto y sus condiciones de producción.